martes, 4 de septiembre de 2012

¡Pánico, cliché a bordo! (4)



Son tantos los tópicos que han pasado por mis manos en los últimos tiempos, que ganas me dan de reescribir las entregas anteriores de esta sección. 
Pero como lo mío no es plagiarme a mí misma, optaré por renovar el abanico de clichés, tarea harto díficil porque una vez superamos los típicos de siempre -descritos en mis tres entradas anteriores sobre clichés-, hay que rebuscar un poco más en el baúl de los recursos de escritores.




Cliché: frase, expresión, acción o idea que ha sido usada en exceso, hasta el punto en que pierde la fuerza o novedad pretendida.
Literariamente --- trampa mortal en la que los escritores quedan atrapados, uno detrás de otro, y que consiste en caer en lo obvio.


Cliché 1: usos y re-usos descriptivos

A veces los escritores queremos describir algo de una forma poética que nos aleje de los típicos adjetivos simples y por error incurrimos en usar toooodos la misma descripción. A continuación os pongo dos ejemplos que seguro habéis leído (¡o incluso escrito!) en más de una ocasión. 

a) Hilera de dientes blancos y brillantes.
Y no, no es un vampiro. Probablemente sea un chico guapo que regala una sonrisa a la protagonista; o ese personaje inquietante del que no sabemos qué esperar. Lo que está claro es que todos tienen un seguro dental de los caros, que han sufrido los brakets durante años (obviamente, ANTES de ser héroes de novela) y que han pasado por un par de blanqueamientos. 
En la vida real, la última vez que vi una hilera de éstas se trataba de Sierra Nevada.
La versión bruta de esto tan bonito sonaría algo así como "tenía una alineación dentaria impecable y una magnífica calidad de esmalte". Por eso voto por que si os da por escribir algo así, me regaleis un sencillo "tenía una sonrisa preciosa". Os lo agradeceré eternamente.

b) Llevaba el pelo desenfadado.
En los 80, un pelo desenfadado eran rizos y laca a modo de órbita alrededor de la cabeza. En los 90 el pelo desenfadado era un punkie con una cresta azul.
En los 2000 el pelo desenfadado es de protagonista guay.
Mi madre te diría que un pelo desenfadado es uno que no ha visto un cepillo en su vida. Porque desenfadado lo tengo yo a las siete de la mañana después de una noche de pesadillas.

Cliché 2: Con la cabeza llena de grillos

Yo creo en Pepillo Grillo, porque ya sabéis todos que este insecto no es otra cosa que nuestra conciencia, nuestra voz interior. El problema en la literatura es que a Pepito, lo odian.
Especialmente las protagonistas femeninas.
¿Somos unas incautas? ¿Ser huérfanas o nuevas en el insti nos hace ser más impulsivas? Lo único que sé es que decenas de heroínas ignoran a su conciencia sin remilgos.
Y si yo como lectora no me entero, pues vale, pero... qué hay de esas veces que leemos cosas tipo:

- Corre, Margaret, corre –le dijo una vocecilla en su cabeza.
Ella no pudo.


 [Esta frase está sacada literal de una novela cuyo título voy a omitir]
Y me pregunto yo: ¿para qué le pones voces en la cabeza a tu protagonista si ni siquiara las va a escuchar?
Consejo gratuito: si vas a hacer que tu protagonista se ignore a sí misma, mejor que el narrador ni nombre a esta famosa vocecilla… y si queréis ser un pelín más originales, haced que Pepito Grillo salga del paro y dadle un curro productivo en vuestras novelas, con protagonistas que se hagan caso. 


Cliché 3: Pura y casta

Para que veáis que me lo tomo en serio, porque este SÍ es un cliché apurado hasta la saciedad, solo plantearé las preguntas.
¿Por qué ella es siempre virgen? ¿Por qué la mayoría de las veces él no lo es?
Este TT (que ya sabéis que no es de Trending Topic, si no de Típico Tópico) me molesta particularmente porque sigue un poco la línea moral medieval… esa en la que un tío es un portento si está rodeado de amantes, y ella es una pobretona meretriz por haberse dado una alegría con un muchachón.
Me molesta, y me consta que le molesta a mucha más gente, porque parece que en muchos casos nuestra protagonistas “no conoció varón” hasta que no vino el chico nuevo ese al instituto.


Cliché 4: Heroínas ignoradas

Esto no es exactamente un cliché, porque no es un recurso muy explotado. Sin embargo, se merece un hueco en la lista para hacer un llamamiento a los escritores que odian a sus heroínas.

En el primer día, Dios creó a las protagonistas inútiles.
Al segundo día, Dios les dio un prota guapo para que las cuidase.
Al tercer día, su Señoría creó a las protagonistas cojonudas.
Al cuarto día, Dios decidió putear a las heroínas competentes.

 Esto se conoce también con el nombre de “el Síndrome de Rose Hathaway” (VA).
Es de conocimiento general que no todas las heroínas son malas. Hay muchas que saben luchar, que son inteligentes, que no se dejan tomar el pelo. El problema de éstas, es que se pasan de listas, y como al escritor no le gusta una prota que brille demasiado, porque quiere que sufra, decide que todo el elenco de personajes secundarios no la haga ni caso.
El mejor ejemplo es Vampire Academy, dónde nuestra prota no hace otra cosa más que demostrar lo profesional que es y salvar la situación cuando los vampiros pijos la pifian… Lo único que consigue: que la castiguen, la repudien, la echen, la metan en prisión y un largo etcétera.
Excepciones, también las hay, como esa morenita, Duna, de Cuentos de Bereth, y su principito, Adharel, que bien sabe que más le vale obedecer si quiere salir del apuro. O Katniss, que como vea que la ignoras, es capaz de clavarte una flecha en el... pelo desenfadado.


Cliché 5: Always and Forever

Voy a citar a una muy querida amiga en una de sus definiciones de cómo es el amor en la literatura juvenil:

Nada más verse surge el chispazo. Una semana después lo único que sabe de la otra persona es cómo es físicamente, un par de aspectos sobre su personalidad y que quiere pasar el resto de su vida junto a ella.

BAZINGA!!!
Y digo yo –que soy ferviente creyente de los finales Disney y del amor verdadero- ¿pasa algo malo si le metemos un poquito de realidad al romance juvenil? 
Si habéis estado enamorados –qué bonito en estas fechas veraniegas, por cierto- sabéis que no hace falta hablar de promesas de futuro, de reivindicaciones sobre el número de años que vais a pasar juntos, ni haceros tatuajes a juego, ni pediros la mano, ni romper un amuleto para juntarlo cuando os reunáis…
Love is in the air, ya lo sabemos, por eso leemos tomance juvenil. Pero con poner un candado a lo Moccia es suficiente. NO me creo las cosas que OBLIGAIS a decir a vuestros protagonistas sobre el AMOR.
Si queréis que un romance sea auténtico, que llegue al lector, metedle un poco de realismo, os lo pedimos por favor.
 

Y con este romance sin parangón de heroínas vírgenes pero sin conciencia y muchachos de pelo desenfado y dientes radiactivamente blancos, me despido.
Diría que ojalá no os vuelva a ver -a vosotros, clichés- pero ambos sabemos que más de uno todavía me esperáis en mi mesilla de noche…

5 comentarios:

Mike Lightwood dijo...

Solo puedo decir... AMÉN.

Teri* dijo...

jajajajaj acabo de reírme muchísimo con éste post. La verdad es que me encanta y tienes una razón como un templo.
Gracias por hacer temas así, realmente se agradecen ^^

Un beso*

papalbina dijo...

En el punto uno se te han olvidado las pestañas largas que enmarcar los maravillosos ojos de nuestro don juan.

Y al punto cinco en internet o mas bien en goodreads se le llama "instalove" y todas las lectoras a las que yo sigo lo repudian por igual xDDD

yo hice una vez un post similar sobre las novelas de LIJ realista de instituto... http://lapecera.ch/2010/09/el-monomito-de-la-literatura-de-adolescentes/

Unknown dijo...

Me alegro de que os haya gustado! Si tenéis algún cliché para compartir, yo encantada xD

Voy a ver tu entrada Papal, aunque te diré que está ya es al cuarta que hago al respecto. Si es que si una se pone, salen por todos laos xDD

Neikel dijo...

Buaa cuanta razón y ODIO el 3º >.<

Quiero más heroinas!! Aunque sean como Katniss y casi ni sepa lo que el amor xD prefiero eso a las estúpidas Bellas.